Ahí, donde se entierran los cuerpos,
Donde se esconden los recuerdos,
En el sepulcro de los sueños,
En el frío inmenso del alma,
Donde la memoria no tiene objetivo,
Y la noche es reina de los sentidos.
Ahí, donde la muerte es princesa
Y la amargura se esconde,
Donde la nostalgia no existe
Y la luz no lastima.
Ahí, después del tiempo,
Oculto tras la duda
Y consumiendo la razón,
Se esconde el olvido,
Que tranquilo desde su trono,
Impone las leyes del alivio.
Isaac Romero
Ciudad de México, 2006
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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